El Cerebro y la Escritura Cursiva

Por Norma Petitjean / La escritura en letra cursiva ayuda a entrenar el cerebro con el fin de integrar  la información visual y táctica así como también la habilidad motora fina.

Actualmente los nuevos avances tecnológicos, hacen que la escritura manual poco a poco quede desterrada a un segundo plano. La escritura manual es un ejercicio cognitivo excelente que contribuye a impulsar la inteligencia y las funciones cognitivas de las personas.

Para poder comprender que la escritura tiene una explicación de origen científico, se puede decir que se escribe con el cerebro no con la mano, ya que para entender la acción de la escritura, se debe reconocer que todo movimiento tiene un origen de una instrucción consciente o inconsciente – incluso el lenguaje no verbal – proveniente del cerebro. Estos movimientos lejos de ser aprendidos al momento de aprender a escribir, resultan ser conforme vamos creciendo, movimientos inconscientes que tiene un sello personal. Para comprender esto, si pusiéramos a todos a dibujar o escribir una lista de palabras, cada uno dibujaría o escribiría la misma instrucción pero de diferente forma, sin contar el estilo de cada uno.

Desde el punto de vista neurológico, la escritura es una manifestación del funcionamiento del cerebro, y cabe resaltar que la mano ‘la extremidad prensil normalmente empleada para escribir’ cuenta con una proporción mayor de representación cortical en el cerebro que cualquier otra parte o sistema del cuerpo.

La acción de escribir en sus diferentes modalidades, implica adicionalmente, la utilización de una serie de atributos cognitivos que cambian dependiendo de la forma o figura desarrollada. Estas habilidades tienen su génesis a nivel neurológico, existiendo una red neuronal por cada habilidad cognitiva que permita la ejecución específica del signo; razón por la cual, es posible decir que la acción psicomotriz de la escritura es neuroescritural, rescatando el hecho de que la acción escrituraria, es la materialización de un trabajo neuronal implícito.

Los científicos están descubriendo que el aprendizaje de la letra cursiva es una herramienta crucial para el desarrollo cognitivo, particularmente para entrenar el cerebro desde el punto de vista de la especialización por áreas del cerebro, es decir, del rendimiento óptimo. Mediante el aprendizaje de la escritura en cursiva, el cerebro desarrolla una especialización por áreas que integra la sensación, el control del movimiento y el razonamiento. A diferencia de la escritura en el teclado y la práctica visual, según estudios de tomografías del cerebro, diversas áreas del cerebro se co-activan durante el aprendizaje de la escritura en cursiva.

Escribir a mano para ejercitar el cerebro

En la última década, la investigación con imágenes cerebrales ha ayudado a los neurocientíficos a entender que aprender habilidades tales como la escritura a mano y tocar un instrumento musical puede cambiar realmente la estructura del cerebro.

La escritura requiere la utilización de todas las estructuras cerebrales funcionando de manera conjunta y coordinada, estructuras asociadas al pensamiento, al lenguaje y a la memoria. El acto de escribir requiere un alto nivel de especialización y coordinación hemisférica, ya que implica la integración de movimiento, tacto, e ideas, necesario para plasmar nuestras ideas en un soporte físico. Y por lo tanto la escritura impulsa la inteligencia.

La escritura para impulsar la inteligencia

La escritura manual constituye un ejercicio mental, que estimula constantemente el desarrollo de conexiones neuronales y contribuye a la autorregulación, la autodisciplina, la voluntad y la perseverancia. La neurociencia ha demostrado que escribir a mano contribuye a la expansión cerebral y a impulsar la inteligencia.

La escritura es un reflejo de la actividad cognitiva de cada persona, la escritura manual nos da información personal de cada uno. Ya que escribir implica poner en marcha tres procesos:

  • Percepción: proceso a través del cual se capta los estímulos necesarios, como el tipo de soporte sobre el que escribir, las herramientas para escribir y la orden sobre lo que hay que escribir.
  • Decisión: proceso mediante el cual se decide y planifica lo que se va a escribir.
  • Ejecución: proceso que implica la coordinación para dar salida al texto escrito.

Funciones de los diferentes lóbulos cerebrales implicados en la acción de escribir

1- Lóbulos frontales. Situados detrás de la frente, participan en funciones mentales superiores, como el reconocimiento de las consecuencias de las acciones y la memoria. Están vinculados a la escritura, el habla, movimiento, razonamiento, juicio, planeación y resolución de problemas.

2- Lóbulos parietales. Son importantes para escribir y leer, pues interpretan las palabras y el lenguaje. Combinan además información sensorial como orientación espacial y navegación, y son el área principal de recepción sensorial para el sentido del tacto.

3- Lóbulos temporales. Situados a los lados del cerebro, detrás de la sien, ayudan a procesar la información auditiva de los oídos. El proceso de escribir algo con lápiz y papel ayuda a activar una colección de células en estos lóbulos conocidas como sistema de activación reticular. Las estructuras de estos lóbulos son vitales en la consolidación de información de corto plazo a largo plazo.

4- Lóbulos occipitales. Ubicados en la parte baja del cerebro, reciben y procesan la información visual de los ojos, que luego es enviada a otras partes del cerebro. Eso nos ayuda a leer y escribir al reconocer palabras, formas y colores.

La importancia de la escritura en la educación de los niños

Los avances en neurociencia dejan claro que escribir es un excelente ejercicio para todos. En el caso de los niños, la escritura supone un recurso irremplazable, de incalculable valor pedagógico. Escribir les ayuda a impulsar su inteligencia.

El aprendizaje de escribir con una pluma es más beneficioso para los niños que las habilidades de teclado. Aprender a escribir con la mano, al mismo tiempo que aprender a leer facilita la lectura mediante el desarrollo de la motricidad fina.

La escritura es una tarea compleja para el cerebro que requiere diversas habilidades, entre ellos mover el instrumento de escritura, en la dirección ordenada por el pensamiento. Los niños toman varios años para dominar este ejercicio motor porque es necesario dominar unas secuencias de comandos internos mientras la mano se mueve. La escritura es el resultado de un movimiento singular del cuerpo, la mecanografía no lo es.

Importancia de la escritura tradicional. Al hacer trazos secuenciales con la mano para formar letras, se activan regiones del cerebro asociadas al pensamiento, al lenguaje y a la memoria.

Experiencias desarrolladas con preescolares, demuestran que mientras éstos observaron imágenes de letras hechas o dibujadas por sí mismos frente a otras que eran impresas, se activaron zonas asociadas a la lectura y a la escritura sólo al mirar las primeras.

Al aprender la escritura manuscrita, incluso si se trata de la escritura en mayúsculas, el cerebro de un niño deberá:

  • Distinguir cada trazo respecto a otros.
  • Aprender y memorizar el tamaño adecuado, oblicuidad de la forma global y la característica detallada de los rasgos de cada letra.
  • Desarrollar habilidades de categorización.

Es fundamental dotar a los niños de experiencias para escribir, donde puedan desarrollar y perfeccionar esta habilidad. Escribir impulsa su inteligencia y es una acción completa que requiere un funcionamiento cognitivo completo que va a contribuir a impulsar su lenguaje, pensamiento, memoria, emociones, etc.

Activar el cerebro a través de la escritura

Las nuevas generaciones podrían estar bajo alerta, debido a que la era digital atrae fuertemente a bebés y niños en etapa de desarrollo. Videos en internet muestran infantes de escasos 3 años, que ya saben escribir en WhatsApp o llamar a papá a su celular.

Además del entretenimiento, los Smartphone y tabletas electrónicas hacen parte del mobiliario de las escuelas que usan la tecnología para estar en vanguardia con estas tendencias de lo virtual, con pantallas coloridas y calidad de sonido. Aquí es donde aparece la competencia del cuaderno: una pantalla digital o un teclado de computadora.

El planteamiento lo hacen neurocientíficos y psicopedagogos, que comparan lo que es hacer una plana de cierto número de letras y palabras a mano, y escribir tecleando caracteres. Los expertos cuestionan que, si se tratara de facilidad y rapidez, los aparatos electrónicos son los indicados. ¿Y el cerebro?

Dar forma a los pensamientos sobre una hoja, estimula importantes capacidades neuronales, incluso, las más complejas. Tal cual es la naturaleza de este órgano, el cerebro procesa desde los sentidos. Cuando se escribe a mano, se abre la memoria hacia una mejor ortografía, se conectan las ideas con rapidez; y también se agiliza la lectura. Es un grupo de beneficios que se obtienen por medio de las manos en contacto con el lápiz y el papel.

De esta manera, se confirma la evidencia de activación del cerebro cuando es puesto a prueba en la escritura, y no al hacer uso de pantallas táctiles o teclados físicos, porque por medio de la acción de escribir, se involucra las áreas visuales y motoras de las conexiones neuronales y los niños crecerán con un cerebro más activo que logrará un impresionante esfuerzo mental para el resto de su vida.

Renunciar al teclado beneficia la cognición

Los teclados y pantallas táctiles nos han conquistado. En la universidad, cuando el profesor habla, se escuchan cientos de dedos teclear en sus portátiles. El sonido del teclado parece que se ha convertido en la banda sonora de nuestras vidas. Tecleamos en el trabajo, en nuestros dispositivos móviles. Hemos dejado de escribir cartas y diarios. Muchos de nosotros hacemos uso de este recurso tan útil que es la escritura informatizada. Nos permite ser más veloces y facilita el trabajo. Pero parece que no somos conscientes de los beneficios de la escritura manual.

Tomar notas a mano nos permite interpretar la información, entenderla y reformularla con nuestras propias palabras, lo que refuerza enormemente el aprendizaje.

Las tecnologías nos ayudan a ser más eficientes en la mayoría de los casos. Sin embargo, aunque escribamos más rápido tecleando en nuestro ordenador, cognitivamente no nos beneficia.

La investigación en neurociencia indica que escribir utilizando sólo una pantalla táctil o el teclado puede afectar el desarrollo del cerebro, sobre todo el de los niños que están aprendiendo a leer.

Beneficios de escribir a mano

Existe un beneficio externo para la habilidad de razonamiento que se emplea en la lectura y escritura. Para escribir con una letra cursiva legible se necesita un cierto nivel de control de motricidad fina sobre los dedos. Los alumnos deben prestar atención y pensar qué están haciendo y cómo lo están haciendo. Tienen que practicar. Estudios con tomografías cerebrales revelan que la cursiva activa áreas del cerebro que no están involucradas cuando se escribe en el teclado.

La escritura en letra cursiva trae consigo aún más beneficios que la escritura en mayúsculas, ya que los movimientos son más difíciles, las letras menos estereotipadas y la necesidad del reconocimiento visual crea una mayor variedad de formas de representar las letras. Además, la letra cursiva es más rápida y más atractiva para los estudiantes ya que les da un mayor sentido de estilo personal y pertenencia.

Potencia nuestro pensamiento crítico y nuestro desarrollo conceptual. Al “obligarnos” a resumir y reinterpretar la información, tomar notas a mano nos permite establecer conexiones entre diversos conceptos del material escrito, impulsando nuestro pensamiento crítico.

  • La escritura manual estimula el cerebro. Se activan muchas más áreas cerebrales cuando escribimos a mano que cuando tecleamos.
  • Expresamos más ideas cuando escribimos a mano, por ejemplo, en un ensayo o redacción.
  • Nos ayuda a retener más información.
  • Mejora nuestra compresión del material escrito.
  • La escritura manual mejora el reconocimiento de las letras en niños.
  • Estimula las habilidades motoras finas. Es decir, mejora nuestra capacidad de precisión manual.

Cuando escribimos a mano, nuestro cerebro recibe feedback o retroalimentación de nuestras acciones motoras, junto con las sensaciones del tacto del lápiz y el papel. Este feedback es significativamente diferente al que recibimos cuando tecleamos. Cuando pulsamos las teclas no obtenemos ninguna representación mental del trazo de la letra. Se desconecta la información que recibimos del proceso de escritura, ya que cuando tecleamos, pocas veces miramos lo que estamos escribiendo.

Los movimientos que realizamos cuando escribimos a mano dejan un recuerdo del movimiento en la parte encargada de procesar la información sensorio-motora. Creamos una huella de recuerdo motor en el cerebro, que mejora nuestra memoria, ayudándonos a recordar mejor esa información.

Por tanto, aunque a primera vista parezca menos eficiente tomar apuntes a mano, realmente estamos escribiendo la información más significativa y relevante, además de ayudarnos a aprender y retener el material. Escribir en la computadora, aunque es cierto que nos ayuda a apuntar más información, suele haber más datos irrelevantes, y casi siempre, la olvidamos más rápidamente.

En las últimas dos décadas son variadas las investigaciones que, a través de imágenes cerebrales, demuestran que la ejecución de la escritura promueve la activación de mayores zonas cerebrales en trabajo simultáneo, que el sólo hecho de mirar imágenes, tocarlas o imaginarlas.

Hay un volumen cada vez mayor de estudios sobre lo que un cerebro que se está desarrollando con normalidad aprende mientras forma letras en la página, tanto en letra de molde o manuscrita como en cursiva.

La escritura en cursiva hace a los niños más inteligentes

Durante un estudio realizado en la Universidad de Indiana, publicado en Trends in Neuroscience and Education en octubre 2012, investigadores analizaron, mediante imágenes de resonancia magnética, a niños pre-alfabetizados de 5 años de edad antes y después de que fueran instruidos en el aprendizaje de la cursiva.

En aquellos niños que habían practicado a mano la escritura, la actividad neuronal fue mucho más destacada y similar a la de los adultos que en aquellos niños que simplemente observaron las letras. El circuito de lectura en el cerebro – circuito de áreas asociadas que se activan durante la lectura – se activó al trazar la escritura manuscrita, no así al escribir sobre el teclado.

De la misma manera, esta investigación demostró que escribir letras en un contexto significativo, contrapuesto al de sólo dibujarlas, activa de forma más sólida diversas áreas en los dos hemisferios.

El cerebro separa el habla de la escritura

Investigadores de la Universidad Johns Hopkins de EEUU, en un estudio publicado en la revista Psychological Science de mayo 2015, señalan que aunque la capacidad humana de escribir evolucionó a partir de nuestra capacidad de hablar, ambas acciones se relacionan hoy día con sistemas independientes del cerebro. Por eso, alguien incapaz de escribir una frase de manera gramaticalmente correcta, puede que sea capaz de decirla bien en voz alta, y viceversa.

Los científicos han descubierto que es posible presentar daños en la parte del cerebro relacionada con el habla sin afectar la parte vinculada a la escritura, y viceversa; incluso en los morfemas, que son los componentes más pequeños de la lengua con significación. Por ejemplo, en la palabra “niñas”, niñ sería el lexema o raíz; la vocal a un morfema que indica género femenino y la letra s, un morfema que indica plural.

El presente estudio partió del interés por comprender cómo organiza el cerebro el conocimiento de la lengua escrita – lectura y ortografía –. Más específicamente, los científicos querían saber si el lenguaje escrito depende de la lengua oral en adultos alfabetizados.

De ser así, cabría esperar encontrar errores similares en el habla y en la escritura. De lo contrario, la gente no necesariamente escribiría como habla.

Para tratar de desvelar esta cuestión, el equipo estudió a cinco personas que habían sufrido un accidente cerebrovascular y padecían afasia, un trastorno que conlleva la pérdida de capacidad de producir o comprender el lenguaje.

En concreto, cuatro de los pacientes tenían dificultades para usar los morfemas adecuados al escribir frases pero, cuando hablaban, no tenían tantas dificultades en este aspecto. El último individuo tenía el problema opuesto: presentaba problemas al hablar, que no afectaban a su escritura.

Estos resultados revelan que la escritura y expresión oral son impulsadas por diferentes partes del cerebro, y no sólo en términos de control motor de mano y boca, sino también en los aspectos de construcción de las palabras.

Los autores del estudio explican que el cerebro conoce las partes de las palabras y cómo estas encajan entre sí y que, cuando hay daños en el cerebro, estos pueden afectar al uso de ciertos morfemas en la escritura y no en el habla; y viceversa.

La comprensión de cómo el cerebro distingue partes de las palabras podría ayudar a los educadores que enseñan a niños a leer y escribir; e impulsar el desarrollo de mejores tratamientos para las personas que sufren afasia.

Los efectos de escribir en cursiva sobre el cerebro

Un equipo de científicos de Psicología Educativa de la Universidad de Washington, en un estudio publicado en el Journal of Learning Disabilities en junio 2016, encontró que el ejercicio de escribir con puño y letra ayuda a los niños a desarrollar más su función cerebral, lo que se ve reflejado en un mejor desempeño escolar.

Virginia Berninger, autora principal del estudio, explica que las pruebas indican que la escritura manual – formar letras – hace que la mente intervenga y puede ayudar a los niños a prestar atención al lenguaje escrito.

Los investigadores reclutaron a más de 200 niños en primer, segundo, cuarto y sexto grado, de desarrollo normal. Analizaron la manera en que el lenguaje oral y el escrito se relacionan con la atención y con las denominadas aptitudes de la función ejecutiva (como la planificación). Para los investigadores escribir a mano es una tarea compleja que requiere coordinar capacidades cognitivas, motoras y procesos neuromusculares, lo que activa áreas específicas del cerebro. Los niños escribían más palabras, más rápidamente y expresaban mejor las ideas cuando escribían ensayos a mano que cuando lo hacían sobre un teclado.

En la escritura manual se utilizan partes motrices de nuestro cerebro, y también planificación y control motrices, pero hay una región cerebral crucial en la que coinciden la visión y el lenguaje. Es el giro fusiforme. En él, los estímulos visuales se convierten efectivamente en letras y palabras escritas.

La investigadora asegura que hay que ver las letras con el “ojo de la mente” para trazarlas en la página. Las imágenes cerebrales muestran que la activación de esta región es diferente en niños con dificultades para escribir a mano.

Los escáneres funcionales de cerebros de adultos han revelado una red cerebral característica que se activa cuando leen y que incluye áreas relacionadas con los procesos motrices. Eso ha hecho pensar a los científicos que el proceso cognitivo de la lectura puede estar conectado con el proceso motor de formación de las letras.

La investigación indica que los niños necesitan una formación introductoria en letra de molde, a continuación dos años de aprendizaje y práctica con la letra cursiva que empezarían en tercero de primaria, y luego algo de atención sistemática a la mecanografía a ciegas.

Es muy probable que utilizar un teclado, y especialmente aprenderse las posiciones de las letras sin mirar las teclas, se beneficie de las fibras que se inter comunican en el cerebro, ya que, a diferencia de lo que ocurre con la escritura manual, los niños utilizan las dos manos para teclear.

Lo que defienden es que se enseñe a los niños a ser escritores híbridos. Primero a escribir a mano, por la lectura, ya que la escritura manual facilita un mejor reconocimiento de las letras; luego, la letra cursiva para el deletreo y la redacción; a continuación, empezando en los últimos cursos de primaria, la mecanografía a ciegas.

Los beneficios para el desarrollo cerebral son similares a lo que se obtiene cuando se 
aprende a tocar un instrumento musical. No todos pueden pagar clases de música pero todos tienen acceso al lápiz y al papel. No todos pueden comprar una computadora a sus hijos.

(2) Comments

  • Leonor Vega febrero 4, 2021 @ 7:21 pm

    Un maravilloso e intructivo articulo

  • DESSIRÉ VILLAR mayo 27, 2021 @ 10:45 am

    Me fascinó este artículo, estoy buscando cómo está afectando la educación virtual en la escritura cursiva de los niños. Estoy recopilando información de ello para mi tesis te lo agradecería. Muchísimas gracias por la información. Dios la bendiga

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