¿Quien no ha experimentado la felicidad al menos una vez en su vida? Son muchas y varias las razones por las que pueden sentirse sus beneficios a nivel corporal y mental en razón de que cada ser humano tiene su propia e inagotable fuente interna de la felicidad.
En el libro El cerebro: manual de instrucciones, de John J. Ratey, se le describe como una emoción básica generada en el sistema límbico del cerebro que comprende la amígdala, el hipocampo, el tálamo medio, el nucleus accumbens y el prosencéfalo basal y representa pautas de mayor actividad en el hemisferio cerebral izquierdo.
Para la Real Academia Española, la felicidad es un estado de grata satisfacción espiritual y física. La etimología de esta palabra proviene del latín felicĭtas que significa felicidad, alegría, dicha y buena fortuna, entre otras.
Sabedora de la importancia que tiene la felicidad en el desarrollo humano, la Organización de las Naciones Unidas, ONU, proclamó el 20 de marzo como fecha simbólica del Día internacional de la felicidad.
La resolución fue iniciada en 2013 en Bután por ser un país que desde principios de la década de 1970 prioriza la Felicidad Nacional Bruta sobre el Producto Nacional Bruto y la calcula midiendo en sus habitantes: la salud, el bienestar psicológico, la cultura, la educación, el uso del tiempo, el nivel de vida, la vitalidad de la comunidad, la diversidad medioambiental y el gobierno.