Día de muertos y la ofrenda para mantenerlos en la memoria

Los próximos 1 y 2 de noviembre se celebra en México el Día de muertos. Esta festividad es considerada desde el 2003 como “Obra maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad”, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Desde la época prehispánica, aproximadamente del año 2500 antes de Cristo hasta el 1521 actual, los pueblos originarios como mexicas, mixtecas, texcocanos, tlaxcaltecas, totonacas y zapotecas, veneraban a sus muertos. En su cosmovisión o creencia general del mundo, le daban un lugar importante a la muerte porque representaba el paso a otra vida. Consideraban que al morir se renacía y entonces, no existía una separación entre la vida y la muerte.

Para estrechar los lazos entre el mundo de unos y de otros, enterraban con esmero a sus muertos y acompañaban la tumba donde yacía el cuerpo con utensilios, vasijas y utensilios.

Paralelamente, hacían una fiesta para guiar al difunto en su viaje al Mictlán o lugar donde descansaría su alma eternamente. A los asistentes se les ofrecía la comida que le agradaba estando en vida. Además, dedicaban fechas especiales para venerarlo mediante rituales que generalmente se llevaban a cabo al final del ciclo agrícola del maíz.

Ofrenda en centro comercial.

Día de muertos: tradición viva

“El Día de muertos se considera una celebración a la memoria y un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido. En la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor”, destacó el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED).

Por ello, hay familias que acostumbran poner una ofrenda dedicada a sus muertos. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes recomienda que esté lista el 28 de octubre para los que hayan perdido la vida en accidentes, de manera trágica o violenta.

Por otra parte, la del 29 de octubre se dedica a los ahogados. La del 30 y 31 es para los niños que fallecieron sin ser bautizados y para las almas olvidadas que no tienen familiares. Asimismo, la del 1 y 2 de noviembre se destina a los adultos. Finalmente, los animalitos tienen su lugar en la ofrenda puesta el 27 de octubre.

Día de muertos y la ofrenda para mantenerlos en la memoria
Ofrenda puesta por alumnos de Secundaria Colegio Miguel Hidalgo en 2022.

Qué poner en la ofrenda

Puede ser de un piso o en altar con escalones que representan los nueve niveles del inframundo que el difunto debe pasar antes de llegar al Mictlán. La componen los elementos que son esenciales para la vida: tierra, aire, agua y fuego.

Sal y mantel blanco: Como símbolo del medio para que el alma del difunto pase del mundo de los muertos al mundo de los vivos.

Copal e incienso: Purifican el lugar de “las malas vibras” para que el alma del difunto llegue a su ofrenda. Simbolizan el elemento tierra.

Papel picado: Representa el aire y se asocia con el amate, árbol ancestral relacionado con el inframundo del que se hacía papel para escribir códices y comunicar. En la ofrenda es un canal de comunicación entre el mundo de los vivos y el de los muertos.

Agua: Para saciar la sed en el camino del Mictlán a la ofrenda.

Velas y veladoras: Representan el fuego y son el faro que guía el camino del alma hacia la ofrenda.

Flores de cempasúchil: Los antepasados asociaban el color de esta flor con el sol. Así que la ponían para guiar el alma del panteón hacia la ofrenda o altar.

Calaveritas: Representan la muerte. Tradicionalmente se colocan las de azúcar pero también se da lugar a las elaboradas con amaranto y chocolate. Ambos alimentos fueron esenciales en la comida de los antepasados y hasta la actualidad.

Pan de muerto: Simboliza el afecto hacia la persona fallecida.

Comida: También es un gesto de afecto y empatía por el difunto. Generalmente se pone la que era de su agrado.

Foto: Para recordar a quien o quienes se dedica la ofrenda o altar.

El Día de muertos es una celebración única en el mundo. Y aunque se sabe que la  impermanencia o cambio es fundamental en el orden y equilibrio del todo, el recuerdo de los seres queridos que han partido sí permanece en la memoria.

 

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