Parecen demasiado entretenidos pero no lo son. Síntomas como ira, dolores óseos o articulares, aislamiento social y pérdida de la noción del tiempo y causas que van desde la depresión hasta la baja tolerancia a la frustración y creencia de superioridad, están detrás de la adicción a los videojuegos.
De hecho, el trastorno del videojuego ya está considerado dentro de la categoría de las afectaciones mentales, del comportamiento o del desarrollo neurológico en la International Classification of Diseases, ICD-11, publicada por la Organización Mundial de la Salud.
Según el documento, el trastorno del videojuego (vía internet o fuera de este) se manifiesta cuando:
-Se pierde el control en cuanto al inicio, frecuencia, intensidad, duración, terminación, contexto del videojuego.
-Se da prioridad a los juegos sobre otros intereses y actividades diarias.
-Se continúa jugando pese a las consecuencias negativas de esta conducta.
La OMS indica que el patrón de comportamiento del juego puede ser contínuo o episódico y recurrente, dando como resultado la angustia y/o deterioro significativo en las áreas de funcionamiento personal, familiar, social, educativo y ocupacional, entre otras.
El ICD-11 refiere que el trastorno del videojuego puede diagnosticarse cuando “el comportamiento de juego y otras características son evidentes durante un periodo de al menos 12 meses, aunque la duración puede acortarse si se cumplen todos los requisitos de diagnóstico y los síntomas son graves”.
¿A quien corresponde hacer el diagnóstico? a los profesionales de la salud mental como los psicólogos clínicos y médicos especialistas en psiquiatría. Ellos también se encargan de sugerir el tratamiento a seguir, informó en la revista digital +Salud FacMed, la Doctora Aurora L. Jaimes Medrano, técnico académico Asociado C, adscrita al área de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM.
“De manera general, la intervención psicológica se realiza en tres etapas:
1.- Psicoeducación es identificar incentivos para motivar a la persona en reducir la frecuencia de uso o tiempo uso de los videojuegos.
2.- El terapeuta junto con el paciente analizan los patrones de comportamiento que están asociados a los videojuegos. La intervención está dirigida al desarrollo de estrategias y habilidades sociales para el manejo del estrés y solución de problemas, los cuales favorecen el sentido de control y autoeficacia.
3.- Finalmente se trabajan estrategias y planes para prevenir recaídas”.
Es importante mencionar que el consumo de videojuegos ha crecido en los últimos años. Según el portal alemán de estadística Statista, se espera que el número de videojugadores en México ascienda a 84.7 millones en 2025 desde 72.6 millones de fines del 2019. La penetración de usuarios será del 54.5% en 2021 y es probable que alcance el 62.6% en 2025.
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